Real y metafórico.
Me he leído el libro. ¡Qué maravilla de libro! – solo que no sé si tiene un “tomo II”. Tampoco sé si aprobé la materia, pues quedé con la sensación de haber escuchado que sonó “tónica-dominante-tónica” o sea… “chan, chán 🎶”… o tipo Bugs Bunny de Looney Toons: “esto es todo amigos”.
No tengo ni
la menor idea de qué cosa me tocará leer ahora. No han entregado las notas.
Es fin de semestre y ¡qué triste
desperdiciar “San Juan” con una gripe! Pero qué bueno que es fin de semana
largo y no me pierdo otras importantes cosas.
Es increíble que aún estemos en
junio y apenas hayan pasado 5 minutos desde que alguien me cantó “Criollísima”,
me regaló una rosa y me hizo café. La primera vez me saludó con un “Ave María”,
luego me trajo dulce de icaco y después me cosió una camisa. Me gustaría mucho que
hubiera un “tomo II” y que se dejara leer.
La semana pasada dejé muchas
preguntas sin contestar y no sé si se puedan responder aún. Tengo la
impresión de que alguna materia de mi próximo semestre tiene que ver con el
desapego y con las razones por las cuales, sin duda, hay más tabú respecto al
amor y al enamoramiento que respecto al sexo. Sí. No me quedan dudas.
El enamoramiento suena así como “tienes
todo lo que necesito para ser feliz para el resto de mi vida” –cuánta
responsabilidad! Sobre todo cuando, químicamente, el enamoramiento dura solo
dos años, cuando mucho… y entonces después de eso es que comienzas a ver los
defectitos grandototes. Dos años ¡me lo dijo mi profe Cristian y lo
demostramos! Lo que dure después depende de lo que hayan construido en esos dos
años y si se logró fortalecer la amistad en lugar de destruirla. Mi excedente
nunca duró más de dos años, nunca se fortalecieron las amistades, nunca se
construyeron cosas, ni se hicieron grandes planes, ni se persiguieron objetivos
comunes. Cuando deje de dar, dejó el agua de fluir, se secó el manantial y
todas las plantas ¡excepto un hijo, literalmente! –un buen resultado, sin duda.
Pero dos años aún puede ser una
buena cantidad de tiempo, solo que ya no me aventuro a seguir esa ruta… la
conozco y es espinosa. Tendría que llevar guantes y tijeras y gasa y povidine…
y sin duda ir con alguien que te ayude con la gasa y el povidine y los guantes
y las tijeras. Ya basta de enamorarme sola. Ya este cuerpito no aguanta ese “ratón”.
Entonces ¿por qué da tanto miedo el amor? (ese amor romántico, no filial, no fraternal, que termina siendo complicadísimo) –creo que por las responsabilidades que vienen con las etiquetas. Debe tener que ver sin duda con la pérdida de libertades; con la disminución o aumento de la velocidad con la que vienes viviendo; sobre todo con lo que se supone –socialmente, que debes hacer apenas te pones la etiqueta respectiva.
¿Qué queremos realmente? ¿Qué
necesitamos? Pues… no sé. Está terminando el semestre y tengo que estudiar
Historia contemporánea, lo cual no me genera ningún placer ¡Lástima grande que haya
terminado Literatura y esa no tenga una parte II con el mismo profe! – toca pasar
la página y seguir, a ver qué me deparan las “vacaciones”.
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