martes, 3 de febrero de 2015

Al terminarse el beisbol, tuve un plan: Ya tengo otra fuente de energía!!

Son las 6 y 15, la luna está casi llena y al verla detrás de los chaguaramos, aunque estés en el estacionamiento de la Facultad puedes imaginarte que estás en la playa.


Con serenidad, a tiempo, mudas el carro a un estacionamiento donde normalmente no te debes parar... pero es que ahora ya eres de esa parte de la casa; todavía no, legalmente, pero no hay quien te diga lo contrario. Ya te sientes ‘demasiado’ de ahí, desde el primer día de estar.

Y entonces, en tu silencio, percibes con todos tus sentidos a la cultura ucevista: hacia la Sala de Conciertos suena tango, solo una pareja...volteas y en las puertas del Aula Magna hay un grupito de salsa casino. Te toca entonces pasar al lado del guía de ‘la puerta de los artistas’, que a veces no está, con la confianza de que ya puedes “chapear”, lo cual nunca hace falta...

Has pasado por ahí muchas veces: como artista ‘externo’, como miembro del ‘Chichón’, como bombero, faranduleando! o como público... pero ahora es diferentísimo pues tiene ese no-sé-qué de pertenecer a 'la' agrupación. La sensación se parece a la de tu primer día de clases en la Universidad.

El pasillo está vacío. Ves una puerta cerrada -con candado que nunca habías visto, y te devuelves y todo pues tiene luz adentro ¿un depósito?... Son como 80 metros y dos pisos... es lejos! y te da pena atravesarte a las bailarinas de danza árabe... por poco te cae encima un velo, pero no te queda más remedio... Muchas puertas, ya cerradas, en otras ven el beisbol. Ya por las escaleras se escuchan afuera voces, música diversa y un olor... esteee... ah! claro, ahí está la tierra de nadie. Unos escalones más y entonces música clásica: en pisorrojo están bailando ballet.

Y el último piso, también suena... grande, bonito. Sonrisas amables. Y estás en casa... con esa sabrosa sensación de estar haciendo lo correcto.

Tarde en enero, temprano en el año y mi espíritu anda muy bien alimentado.


Son más o menos 80 metros y dos pisos... mañana los cuento!