En botánica, en biología, la flor es el órgano encargado de
la perpetuación de la especie; debe ser garante de la reproducción, dispersión,
preservación y variabilidad de la misma para que su descendencia tenga más
posibilidades de adaptarse al medio -siempre cambiante. Es mucha
responsabilidad.
El hombre fastidioso (sensu
lato –la humanidad, pues), ha modificado muchas cosas a su conveniencia.
Eso se vale también. Y entonces encontramos que los mejores cítricos son los
que tienen menos semillas y las mejores flores son las que producen menos polen
y más pétalos. No hay reproducción sexual ahí. Y es que no todo tiene que ser
sexo en la vida (lo cual es válido para muchos otros casos).
¿Cuánto amor puede transmitir una rosa? ¿Cuánta vida puede
tener? ¡No la cortes!, dicen algunos –pero sí, bueno, ellas están acostumbradas
a embellecer el entorno (ser “ornamental” es un uso validado y registrado); son
bellas desde su tierra en un jardín, en un jarrón en la mesa, en un ramo para
el perdón, en una despedida, en un intento de amar, ¡en una clase de botánica! Pocas
de ellas tienen función reproductiva; la mayoría ‘solo’ propagan amor: amor
inocente, amor fraternal, amor filial, amor sexual ¡una rosa siempre será
amorosa!
Esta rosa en particular ha tenido una larga vida (y este
cuento vale para las otras dos que estuvieron involucradas). Cualquiera diría
que “murió” el miércoles o jueves cuando la cortaron para hacer los arreglos
florales que adornarían la imposición de medallas de los graduandos en Medicina.
Nada más lejos de la realidad. Es sábado por la tarde y aún tengo un par de
planes para ella.
Me gustan mucho las rosas. Más las blancas, por lo que
significaron para mí las primeras que me regalaron en la vida, “antier”, en
1984. Las rojas. ¡Ay! ¡las rosas rojas! Cuánta carga romántica tienen que
llevar encima, las pobres. Esas me llevan a 1988 y me dan una nostalgia
horrible. Delante de un caballero guapísimo de ojos negrísimos, me esperó una
rosa roja al final de cada concierto, en todos los conciertos, solo en 1988.
Nunca más. Y aún lo sonrío y lo suspiro. No hay nada que hacer al respecto.
Los pétalos de otra, en lo que representó un gesto bellísimo
de nuestro más gentil caballero del Orfeón, sirvieron para bautizar a una
compañerita ¡que nunca había cantado en un Grado! #MásSonrisas #RosaAmorosa
Y escribiendo esto, no sé si me voy a atrever a contar lo
que pasó con “la” rosa…
Pero la anterior… quise que produjera más sonrisas ¡Y
entonces se la obsequié a otra Rosa! En lo que fue un adorable intercambio con quien siempre tiene amor y donas para compartir. Todo el mundo la
conoce, todo el mundo la quiere ¡y ella dice eso mismo de mí! #MásSonrisas
#RosaAmorosa
Apareció después de haber estado escondida más de tres horas, a la sombra de aquella primera rosa color salmón. Esperó el momento apropiado para abalanzarse sobre mí. Aplastante. Hermosa. Sencilla. Serena. Y yo fui torpe y alborotada. Pero esta tiene otros colores. Esta tiene otros aromas ¡su aroma!. Esta es diferente. Esta se va a quedar en su pedacito de historia indeleble, aunque aún no tenga ninguna historia.
Quien quiera saber qué más pasó con la rosa, puede asomarse a ver el vídeo que hice de su disección para mis estudiantes
¡Larga vida a la
rosa amorosa!
Eres una escritora genial...
ResponderEliminarTan bonita! Gracias! Aún no me atrevo a usar ese "título" jeje pero viene por ahí ♡
EliminarMe encantó
ResponderEliminar¡Gracias!
EliminarEspero, entonces tu atrevimiento, aunque sea en relato "brevis".
ResponderEliminarInevitable leerte y no recordar el aforismo de Gertrude Stein que luego popularizó Mecano: "una Rosa es una rosa es una rosa es una rosa".
Un gustazo leerte, te visitaré por acá.
¡Qué buena recomendación me hicieron!
¡Caramba! ¡Gracias! Me disculpo por no haber respondido antes pues esta cosa la mayoría de las veces no avisa. Sigo escribiendo. Gracias por acompañarme ♡
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