lunes, 12 de febrero de 2024

24, la octava pelota y el octavo campeonato

No somos matemáticos, ¡pero nos encantan los números! Los más sencillos: el promedio al bate, la efectividad del pitcher, los outs que faltan, las arepas que hemos dado de comer al contrario, el número de la camisa, la cantidad de asistentes, los ganados de por vida, las series particulares, los campeonatos ganados, los muchos perdidos… y el tiempo. Tiempo ganado y tiempo perdido. Todo se puede decir con números. La vida. El juego. Dos horas, cincuenta y un minutos: ¡y somos los campeones de Venezuela!; dos horas, cincuenta y ocho minutos: ¡y somos los campeones del Caribe![1]

Es 2024 y nos premiaron con un combo 2 x 1. 18 arepitas para repartir. Contundente.


Árbitros: HP: Jonathan Parra. 1B: David Arrieta. 2B: Raúl Moreno. 3B: Robert Moreno. LF: Juan Gómez. RF: Edward Pacheco.
Primer Lanzamiento: 6:04 p.m.
T: 2:51
Att: 14,221
Estadio: Estadio Antonio Herrera Gutiérrez
January 28, 2024


Árbitros: HP: Robert Núñez. 1B: Kelvis Vélez. 2B: Aarón Leyva. 3B: Gilberto Mayer. LF: Ivan Mercado. RF: Vincent Morales.
Primer Lanzamiento: 8:05 p.m.
T: 2:58
Att: 36,677
Estadio: loanDepot park
February 9, 2024















24 es el número de la camisa de Raúl Pérez Tovar, de quien no hay que dar ninguna explicación. Uno de los favoritos de la afición guairista y particularmente el favorito de mi vida. Su elegancia en el jardín central fue el origen de mi matrimonio de cuentos de hadas con Los Tiburones: “y vivieron felices para siempre”, ¡cuánta inocencia! 24 fue el número del aula en la que vi mi primera clase en la universidad, de 2 a 4 de la tarde, el 24 de noviembre de 1986, año del ahora penúltimo campeonato de La Guaira. Los dígitos de 1986 suman 24. Mi hijo, cuya existencia tiene directa relación con alguien que conocí ese día, en ese salón, celebra su primer campeonato con 24 años de edad. Es gracioso. Es hermoso.

Objetivamente, yo no viví ese campeonato. Estaba chiquita. Mi familia estaba dividida entre caraquistas y magallaneros, así que yo estaba sola en eso ¡por decisión propia, desde hace ya 44 años! En ese tiempo era ‘normal’ que Tiburones ganara y yo estaba más pendiente de sobrevivir a la siempre difícil transición de bachillerato a la universidad. No fue tan difícil, en realidad.

Difícil fue darme cuenta de que pasaban los años y se alejaban los buenos tiempos de La Guaira. Tenía el Universitario a la mano, y la independencia, y las ganas… pero me mal-empaté con un guairista-guaireño que no quería ir a ver al equipo perder. Así que tuve que dejarlo (al novio/esposo, nunca al equipo) para empezar a vivir mi vida de estadio. Era 1997. Iba a las gradas, sola, pero nunca estuve sola, pues tenía mi radio y entonces tenía a Cordido, al Chepe, a Marco Vinicio, a Alvis Cedeño, y a todos los desconocidos que comenzaron a transformarse en Familia.

Esa familia que es la que me hace escribir. La que me hace sonreír y con la que puedo llorar. Siempre. Y vuelvo a escribir ahora, a pesar de las carencias tecnológicas que me afectaron desde la pandemia. A pesar del freno académico que ahora me ponen –sin querer, mis profesores de Castellano y Taller de redacción. Y entonces me doy cuenta de que no he honrado el título de lo que estoy escribiendo.

¡La octava pelota!

Llegó solita a mis piernas, de rebote de un foul mientras estaba muy tranquila sentada en A6, en uno de esos juegos calmados contra Caribes, que además perdimos. 19 de enero de 2015, dice mi registro en twitter/X, y resulta que la acababa de pedir un mes antes, según consta en este blog[2].

Llevábamos diez años tratando de aceptar un cambio de dueños, con nuestra fe intacta que además se nos alborotó con la final de 2012, ya para el olvido.

El tiempo pasa increíblemente rápido pues el año pasado, ahí mismito, nos pareció que llegamos más lejos, y es que estaban pasando cosas. Estaba finalizando una era.

El octavo campeonato

El 2024 comenzó con una alegría universal. Con la suma de las alegrías de todos aquellos que disfrutan el béisbol pues saben que nos merecemos estas victorias desde lejos; desde lejos en el tiempo, desde las profundidades de la fe y de la paciencia, desde la perseverancia y la samba, desde la humildad y desde la solidaridad guaireña y guairista.

Siempre hay los que quieren restar, los que quieren minimizar el logro, los resentidos, los malhablados, los que aún guardan rencor a nuestra anterior nefasta gerencia. Nefastos, sin duda, aunque tuvimos dos finales; comparables a cuando el marido maltratador te regala flores: “pa’que creas”. Pero nada de eso importa y hay que decir como mi amigo Luis Chirinos, nuestro cabimero: “Qué bello es todo”. Borramos la pava, borramos el tiempo, borramos la sequía. Con un NO-NO, con arepas pa’ to’el mundo, con refuerzos e importados de lujo que entendieron muy bien lo que significa ser Tiburón.

Lo más bonito es que seguimos estando aquí… a un clic de distancia, la mayoría, y hasta los que ya no están. Como dice mi amigo Felipe Schöen que jamás leerá esto: “los que se fueron al interior, al exterior… o al superior”. ¡Al fin mis ocho pelotas representan nuestros ocho campeonatos! ¡Y somos los… amos del Caribe, Irving!

A mis amigos, a mi familia de octubre: ¡Gracias! Gracias por acompañarnos a ver a nuestros hijos crecer en las tribunas con un amor más auténtico que heredado. Gracias por seguir estando a pesar de la distancia. Gracias por llenar cualquier vacío, cualquier nostalgia y por llorar juntos. ¡Gracias por acompañarnos a disfrutar el sabroso hecho de ser campeones!

Ajá, y entonces me imagino que esto es la entrega del Oscar, busco mi papelito arrugado y nombro a algunas personas a las que quiero dedicar estas alegrías (y sobre todo “a todas aquellas personas que de una manera o de otra han contribuido con esto” y a las que seguro se me va a olvidar nombrar): Carlos Dao, Luis Tortabú y su retoño, Alfonso Ugarte, retoño, tía Iris, y los vecinos de B4, Marisol y retoño, Zully y retoño, Mariale y su caraquista espléndido, Christian y papá no-tiburón, LuisChi, que ya te nombré, Anles y Alicia, Luis Guerra, retoños y compadre, Paolo Parente, Juan Carlos 7, mi compadre Jesús, Carlos Goon y Carlos Yépez, Dinorah, Oscar Lloreda, Juvenal, Manimal, Julio y Tony, Raúl Cabezas, Enzoni y su amorosa mamá, a la extraordinaria familia Rey: Paty, Richard, papá, perrito y nieto, y hasta a la mami; Iván Damas, Marlon y hasta Jorge. Edgar Chacón, Rubén Blanco, Leansy, Pepe, Yoel, Henry, Freddy y Marisela, Karla, su retoño y su tigre, Tete, Joralú, Raúl Corro, Jeffrey, José Raúl, Roney que no sé qué es de su vida, Irving, Ronald, Pablo y los demás Tibupanas de Venezuela, Rubén Blanco, Tito Chacín, mi profe Alejandro Terenzani, Mayra Guzmán y su chamita, Alfredo Longart, Lionel Pérez, Horacio, Oswaldo, Vladimir…

A los que veo en twitter/X: Raúl Fernándes, José Gasspar y Miguel De Diego, que no es tiburón pero me lee…

Ángel Luis, Gladys, José David, Giustino, Adrián y Jesús Enrique que ya lo nombré, a mi Decano Carlos, Viviana y a todos los que me brindaron entradas o birras. A mis alumnos Arlette e Irving que no sé si me leerán…

A los que están cerca (o ya lejos) por mi farandulería: Héctor Cordido, Alvis Cedeño, Aquiles Estrada, Reyes Medina, Jesús Leandro, Alejandro Sardi, Christofer Vegas, el Doctor Paris, Carlitos Feo, el Ponty, Gil Reyes, German Cartaya, Ignacio Serrano, Pedro Luis Palacios, Juan Carlos Dávila, Atilano, Felipe Lira, Jackson Melián…

Samuel, Ender, Siulber, Ida, papá Tortabú, todos los que se fueron en el 99 y hasta Laurent que se hubiera alegrado por nosotros…

¡Dios mío, es mucha gente! Soy muy afortunada. Y entonces termino agradeciendo particularmente a todos aquellos no-tiburones (algunos ya nombrados) que se alegraron auténticamente por nuestras victorias.

Y soy tan afortunada que uno de esos amigos del alma que acabo de nombrar, tuvo a nuestro Raúl Pérez Tovar #24 cerquita y bello para la foto en esta Serie del Caribe ¡y aquí lo compartimos!


...ese es Christian, y su papá, y nuestro RPT

¡Pa’ encima, siempre!



[1] Imágenes y datos obtenidos en lvbp.com

[2] http://giovaorsiniv.blogspot.com/2014/12/necesito-otra-pelota.html?spref=tw