sábado, 28 de mayo de 2022

El sonido de la esperanza

 ¿A qué suena la esperanza? 

Creo que si se pregunta ¿de qué color es la esperanza? nadie dudaría en decir que es verde. Definitivamente es verde: verde clorofila, verde esmeralda, verde periquito, ¡verde nace donde quiera! ¿pero a qué suena? 

Mi vida toda ha estado llena de sonidos. No sonidos aislados. Música. ¡Y sonidos de pajaritos!, que suenan tan bonitos en un frío amanecer en la selva nublada de Rancho Grande, como en una tarde cualquiera después de la lluvia en la Universidad. 

¡Pero no me mandes notas de voz, ni me llames por teléfono! ¡Escríbeme! 

–ciertas condiciones aplican. 

Hago excepciones. Generosas excepciones. 

Acabo de escuchar una nota de voz de ¡7 minutos! Y otras cuatro que sumaron como 5 minutos más. Pero es que tiene que haber excepciones. Tengo debilidades, debo reconocer, siempre, siempre asociadas a la música o a mi vida coral. Estos 12 minutos representan a “las Voces Oscuras de Maracay”, pues cada uno de sus miembros tiene potestad sobre mi oido, sobre mi atención, sobre mi cariño: ¡Mi querido amigo! ¡Podría estar escuchandote toda la tarde! 

Hago excepciones. Generosas excepciones. 

Como este cierto pana ¡que me llama! – Y, más sorprendente aún: ¡yo lo atiendo! Y hasta veo los videos que manda… toda una proeza.

La esperanza suena como una guitarra. Aunque ahorita la guitarra es nostalgia y corazón-partío y lejanía y amor-imposible.  Pero igual suena a esperanza pues gracias a una guitarra comencé de nuevo. 

La gente suele asociar los renacimientos a un accidente o a sobrevivir a una enfermedad grave o a recuperarse de un profundo despecho… pues… yo podría celebrar un renacimiento el 4 de enero de 2008, cuando perdí mi carrito en la autopista regional del centro –accidente que, curiosamente, no puedo recordar sino con amor; pero me voy a poner mi segundo cumpleaños para el 25 de marzo de 2022. El día que murió la timidez y nació la posibilidad. 

Posibilidad significa, literalmente, que puede ocurrir: ¡puedo hacerlo! 

Durante toda mi vida esa voz taurina, de autoridad, de supuesto ejemplo incrustó todo lo contrario en mi cerebro: “¿qué vas a saber tú de eso?”, “no vas a poder”, “eso no sirve así como lo estás haciendo”, “lo estás haciendo mal”, “eso que tú le pones sabe mal”, “ese queso que tú compras está salado”, por decir sólo seis cosas. Tuve 52 años de eso. Con un poco de “vacaciones” cuando viví un poquito más lejos, o bastante protegida durante mi infancia por la madre que todo lo logra y todo lo perdona.

Pero nunca es tarde hasta que es tarde y la esperanza es de música cuando ahora es que hay música. Así sin comas. Así jugando con las palabras. Así jugando a empezar de nuevo. Así volviendo a leer mil veces lo que me atrevo a citar para cerrar: 

“Limítate a desplegar tu propia personalidad, serena y transparente y luminosa. Cuando irradiamos lo que somos, preguntándonos a cada instante si lo que hacemos es lo que deseamos hacer y haciéndolo sólo cuando la respuesta es afirmativa, nuestra actitud rechaza automáticamente a quienes nada tienen que aprender de lo que somos y atrae a quienes sí tienen algo que aprender, que son los mismos de quienes nosotros a la vez aprendemos”. 

Siempre, “Ilusiones”, de Richard Bach

2 comentarios:

  1. Mi Giova para mi el sonido de la Esperanza es: las melodías, música, que suena en tu cabeza cuando piensas, te vistes, para encontrarte con alguien o algo muy querido, amado, apreciado y cuando tus ojos se reflejan en esos otros ojos. Cuando escampa, porque podrás nuevamente mirar al cielo y oir el silencio de la lluvia que se marchó. Un abrazo sonoro y cargado de Esperanza.

    ResponderEliminar