Yo tengo un “amor platónico”
He tenido muchos, pero hay un titular y él lo sabe. Bromeamos al
respecto. No es secreto para nadie. Es una bonita historia que ya tiene más de
20 años.
A partir de cierto momento supe
que era “un amor platónico correspondido”, y nadie logrará nunca que lo ponga
en duda.
No es sólo que un hombre famoso,
importante y ocupado, se tome unos minutos de cada primero de enero para
felicitarme por mi cumpleaños (¡primero de enero!) sino que solían pasar cosas
como:
*Dice al aire (en vivo, en transmisión radial)
durante cualquier juego de los Tiburones, cualquier cosa acompañada de mi
nombre completo, algo así como: “Giovannina Orsini tiene una relación estrecha
con el Circuito…” –¡con esa voz!*
Yo, al lado, faranduleando en la
caseta de transmisión entregando un pan de jamón, unos dulcitos o unos datos de
una jugada que ameritaba su explicación, derretida, sonrojada y con una de esas
sonrisas que ocupan toda la cara, le pregunto:
– ¿Por qué lo haces?
Él, con su sonrisa serena y aplomo,
dice, ¡con esa voz!:
– Porque te gusta.
*Me tienen que
sacar con cucharilla de la caseta*
No se gasta. Pero ya eso ha sido
mucho menos frecuente. Menos beisbol, menos farandulería, menos endorfinas.
Y ahora, no es que ande buscando
sustitutos… sino que de pronto aparecen otras fuentes de sonrisas que uno no
estaba esperando.
– ¡Dios mío Santo! –alcancé a
decir aterrizando en un banquito para no desmayarme de la emoción.
Y este pana, adorable pana, simplemente
pensó en traerlas “porque a ella le gustan las rosas blancas”.
– Son sólo unas rosas, no es
nada.
Ajá, sí… y vuelvo a tener sonrisa crónica desde entonces.
Te advierto que
no-pueden-no-ser gran cosa si sabes lo que significan para mí, o al menos
cuánto me gustan.
…
Pero el título de este escrito de
sábado por la tarde parece querer decir más cosas, y tal vez este cuento salga
un poco largo. La ocasión lo amerita. Gracias por leerme.
Desde hace un par de meses ando
diciendo que “soy un gato” – por aquello de que ellos piden cariño pero sólo
cuando quieren, de resto, casi mejor mantenerse a distancia prudencial. Eso,
por supuesto hace ruido a todos mis hermanos fanaticos de Tiburones ¡No puedo ser
una gata! #QueJeso!! Pero sí, en
contexto no beisbolístico parece que lo soy y esta gata ha perdido dos de sus siete
vidas estas últimas dos semanas… tal vez perdí otra por allá por el 2008 pero
eso ya se los conté, así que me toca andar con más cuidado.
Dos miércoles seguidos, dos
experiencias cercanas a la muerte: una intoxicación por cloro y una crisis
hipertensiva que lució como infarto. Muchos ángeles alrededor y tal como aquel
4 de enero de 2008, solo podré recordar esto con amor. A pesar de que en el
interín “me perdí” los cumpleaños de dos personas importantísimas para mí ¡y de
las voces oscuras de Maracay! ¡qué pecado! Pero bueno, estamos matriculando
para celebrar los próximos.
Entonces esta historia, más que
historia es una sesión de agradecimientos. Es que de verdad todo ha sido un
aprendizaje fabuloso. El chico aquel de las rosas me ha ayudado infinitamente –no
se imagina cuánto, a ver las cosas desde otro perfil.
Agradezco entonces en primer
lugar, a un caballero azul que llegó a cualquier hora de la madrugada en su corcel
blanco… y estuvo hasta cualquier hora dándome paz y seguridad. Luego fue a
visitarme una semana después –en mi estresante día de elecciones, alegrándose
de verme mejor, pero resulta que no estaba mejor un cebillo (zulianamente
hablando) sino que me estaba muriendo con un no tan silencioso ataque de
hipertensión y ni cuenta nos estábamos dando. ¡No puedo con lo guapo que es y
con lo afortunada que soy!
Todos mis demás trasladadores
tendrán para siempre un espacio en mi alma y en mi corazón: Anita, Raúl, MIS
Bomberos voluntarios universitarios y los re-guapos paramédicos de
Veneasistencia, con quienes coqueteé horriblemente mientras llenaban su informe,
tipo:
– ¿teléfono?
– ¿me vas a llamar? #RisasColectivas
– ¿fecha de nacimiento?
– Primero de enero de 1970 – y sale
el otro:
– ¡ah! Capricornio, con razón #RisasColectivas
Entonces me toca recordar con
amor el momento “hospital del llanito” pues no solo me pusieron una vía –de-pana-y-todo,
sino que esperaron a que llegaran MIS bomberos a hacerme el siguiente traslado.
No les tocaba. Ni una cosa, ni la otra. Simplemente me quisieron tratar
bellísimo.
Mi hijo se hizo grande estas dos
semanas y estamos orgullosos. Tomando el control de ambas situaciones, haciéndose
cargo de todos los contactos, poniendo al día a la familia –la de sangre y la
bomberil, y sobre todo contribuyendo a que se pavimentara nuevamente nuestro
canal de comunicación que andaba un poco maltrecho. Su compañera, reina de la
logística y la previsión, fue pilar fundamental en ambas circunstancias
¡Gracias!
Nos tocó vivir contrastes: lo
bonito de Salud Chacao, lo terrible del hospital del Llanito #CamaNoHay, lo
tecnológico del Pérez Carreño, sin excluir el peloteo del paciente entre los
servicios, lo amable de la Clínica Atías, lo acogedor del ambulatorio de MI
Cuerpo de Bomberos, lo elegante del Urológico San Román. Y en cuanto a la gente
¡Uff! Igual… el Doctor amoroso de Salud Chacao, el pobre residente de Medicina
Interna del Domingo Luciani, amargado, malhumorado y torpe, el aparentemente
competente cardiólogo del Pérez Carreño pero socialmente defectuoso, mis abnegados
bomberos voluntarios para los que solo tendría epítetos amorosos, y el
experimentado y sensible cardiólogo de San Román ¡que ahora lo tenemos a un mensajito
de distancia!
“Académicamente” estoy muy
agradecida con las manifestaciones de afecto de los colegas y el buen servicio
prestado por nuestro seguro que aún no sé utilizar apropiadamente. Y
definitivamente agradeciendo el valor y ejemplo de nuestra Evelia Monascal,
fundadora del Orfeón Universitario quien, en medio de mis ‘encuentros con la
parca’, celebró sus 100 años ‘vivita y comiendo pizza’.
Qué pena yo con todo este drama a mis piches 52. Bueno, realmente no han sido nada piches. Han sido bonita e intensamente vividos, sin duda.
¡Estoy teniendo una hermosa vida, Gracias!
Y sé que no nos hemos dado permiso para
contar días ni celebrar cosas porque ‘no está pasando nada’, pero esas cuatro rosas blancas en un beaker sobre mi
escritorio llegaron justo un mes y un día después de haber conocido a todas
aquellas salamandras. Otras muchas cosas bonitas ‘han estado pasando’ antes y
después de eso, y aunque quieras asumirte como efímero, o “hacer puff”
cualquier día y desaparecer de este camino, pues… lo lamento, mi amigo, ya no
lo fuiste. Ya no puedes desaparecer de estas historias, pues son tus historias.
Todo es ganancia en este negocio. Nada que perder, nada que temer. Solo
aprendizaje mutuo y afectuoso, rosas y café. Es hermoso estar conociéndote.
Gracias a la vida... Que te ha dado tanto! Y vas a estar mejor, sobre todo porque lo mereces. Te quiero!
ResponderEliminar¡Gracias! ♡
EliminarBello relato! A cuidar las vidas que te quedan, que aún son muchas.
ResponderEliminarA vivir bien cada una ☆☆☆☆
EliminarA cuidar el corazón, el de carne y el del alma. Que bueno que estés bien!!!
ResponderEliminar¡Lo haré! ¡Gracias! ♡
EliminarCuídate mucho amiga, eres única
ResponderEliminar¡Gracias! ♡
EliminarHasta que me entero de más detalles, mi querida Comadre. Bueno, muy sencillo. Te prohíbo que te vayas sin echarle el agua a Pikaso. Entiende que es un niño sensible y ¿cómo podría explicarle que su madrina no está ? Falta mucho... Que me enseñes a cantar y que me lleves al estadio, por decir dos pequeñitas cosas. Vamos a ponerle fecha. Un abrazo grande. En mi gratitud de ascendida siempre
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